Caja negra

La caja negra, o mejor dicho “las” cajas negras, puesto que son dos, son un elemento indispensable en la aviación. Lamentablemente, después de una catástrofe aérea, siempre escuchamos en los medios de comunicación que se está buscando la caja negra para saber lo que ha pasado en el vuelo, y es que la importancia de estos dispositivos para esclarecer lo acaecido es fundamental.

Las cajas negras –que por cierto no son negras, sino de color naranja para hacerlas más visibles entre los escombros de un accidente- son un elemento fundamental para la recopilación de datos durante el vuelo.  Para cumplir su función, además de ser capaces de almacenar información, también deben tener una constitución robusta para no resultar destruidas en caso de accidente, y tras su localización y recuperación sigan en condiciones de facilitar los valiosos datos que se conservan en su interior.

Se estima que, gracias a las cajas negras, se pueden conocer hasta un 90% de los fallos que provocan los accidentes aéreos.

caja negra ejemplo

¿Para qué sirve?

La caja negra es un dispositivo que graba y almacena parámetros de motor, de instrumentos, de situación del vuelo (altitud, velocidad, etc.), y las comunicaciones entre ambos pilotos o con el control de tierra u otras aeronaves. Su función es la de registrar el máximo de datos posibles durante el vuelo.

Es un elemento fundamental en caso de accidente, ya que la información que almacena resulta clave para esclarecer a partir de su análisis la causa o causas de un siniestro.

Origen de la caja negra

La invención de la caja negra se atribuye a David Warren. En el año 1953 se le pidió que descubriera los motivos por los que ocurren los accidentes aéreos.  El ingeniero pensó que la tarea le resultaría más fácil si fuera capaz de recuperar la información de lo sucedido a bordo en los últimos segundos antes de un accidente.

Con esto en mente, en 1954 propuso que se instalase una grabadora en la cabina del piloto. En 1958 Warren fabricó el primer prototipo de caja negra a la que él llamó: memoria de vuelo. En un inicio su dispositivo fue rechazado por varias aerolíneas, además que muchos pilotos tenían la sensación de que, con este dispositivo, se espiaba su trabajo.

Más adelante Warren fue al Reino Unido y después de un reportaje en la BBC, diversas compañías aéreas mostraron interés. En 1960 la caja negra ya estaba implementada en varias aerolíneas como dispositivo obligatorio.

Tipos de caja negra

Actualmente, los aviones incorporan dos tipos de caja negra:

  • Flight Data Recorder (FDR): Su función consiste en almacenar todos aquellos parámetros técnicos que se dan durante el vuelo: altitud, velocidad, rumbo, velocidad respecto al aire, rendimiento de los motores, etc.
  • Cockpit Voice Recorder (CVR): Este dispositivo recopila todo el sonido que se produce en la cabina, incluidas las conversaciones de los pilotos entre ellos o con el control de tierra u otras aeronaves. Es de gran utilidad, ya que permite saber si saltaron alarmas, si hubo avisos a torre de control, … Hay algunas cajas negras que también incorporan vídeo, lo que hace que su material sea aún más valioso.

Además, las cajas negras cuentan con una baliza subacuática que permite localizarlas a más de cinco mil metros de profundidad, alimentada por baterías que permiten que la señal se emita durante varias semanas tras el accidente.

El futuro de las cajas negras

La caja negra es un gran invento que ha venido a arrojar luz sobre infinidad de siniestros, permitiendo implementar procedimientos encaminados a mejorar la seguridad de la operación aérea, pero aún tiene margen de mejora. Una de las principales desventajas que presenta es su localización después del accidente. Para mejorar la rapidez de localización tras un accidente, se está empezando a implantar dispositivos GPS en las cajas. Otra posible solución sería la creación de cajas negras flotantes o, incluso, cajas negras auto-expulsables. Esto último ya se utiliza en aviación militar desde 2015.

La otra opción que se plantea es la de transmitir los datos por satélite. De esta manera, aunque se pierda la caja o se destruya, la información estaría a salvo en la nube. Honeywell y Curtiss-Wright están trabajando en un prototipo de este estilo.

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