Combustible

Pocas actividades humanas como la aviación tienen en tan alta consideración el mantenimiento de los riesgos en sus mínimos más estrictos de forma permanente. En aviación, los cursos de refresco sirven para asegurar que todos los pilotos están al día con las medidas de seguridad de a bordo.

Así, en aviación, todo, desde los componentes mecánicos, pasando por las turbinas o el tren de aterrizaje, tienen fecha de caducidad. Incluso las tripulaciones de cabina, los mecánicos, o los pilotos deben periódicamente renovar sus habilitaciones, certificados médicos, etc… No es de extrañar pues que, siguiendo esta directriz, los operadores aéreos sometan a sus tripulaciones periódicamente a lo que llamamos “cursos de refresco”.

La operación de una aeronave, ya sea en la parte de cabina como en su pilotaje, se basa en los procedimientos que recoge el “Manual de la Aeronave” y que se aplican al pie de la letra en cada momento del vuelo. En aviación no existe la improvisación, sino que toda la operación se basa en procedimientos previamente elaborados y testados como efectivos y seguros.

Los cursos de refresco

Para garantizar que el nivel de pericia de las tripulaciones se mantiene dentro de los márgenes de excelencia necesarios, la EASA (Agencia Europea de Seguridad Aérea) prevé diferentes cursos. Estos pueden ser cursos de refresco o de estandarización según sea su contenido y objetivos. En síntesis, se trata de que los pilotos –también existen cursos parecidos para el personal de cabina de pasaje- mantengan perfectamente vigentes todos los procedimientos, no solo los de operación normal (que se ponen en práctica en cada vuelo) sino también y muy especialmente los que intervienen en la resolución de cualquier emergencia que pueda producirse a bordo.

Normativa y contenido de los cursos

Sintetizando, la normativa exige a todo piloto para mantenerse en activo haber realizado un mínimo de tres aterrizajes y tres despegues durante los 90 días anteriores. En caso de no haber sido así –algo que se ha convertido en habitual desgraciadamente durante la pandemia por Covid 19- el piloto se someterá a las sesiones previas de simulador que sean necesarias hasta adquirir de nuevo el grado de pericia y seguridad óptimos, como premisa ineludible antes de volver a sentarse a los mandos de una aeronave comercial.

Además, en circunstancias normales cabe añadir dos sesiones de simulador (del tipo de aeronave del que el piloto esté habilitado) en los que se repasan exhaustivamente todos los procedimientos de operación normal y de emergencia, algo que en muchas compañías aéreas se eleva a tres o cuatro sesiones. A todo ello finalmente hay que añadir una sesión de simulador con carácter de examen de licencia una vez al año, y cada tres años una revisión exhaustiva sobre conocimiento de los sistemas de la aeronave.

Como veis, en aviación la seguridad va ante todo y nada queda al azar.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *