Estamos aún lejos de volar a velocidad hipersónica, pero la industria aeronáutica comienza a estar en condiciones de realizar pruebas que nos acercan a esa futura realidad sobre la aviación hipersónica. De hecho, la empresa Stratolaunch diseñó en la primera mitad de la década el que podría haber sido el primer avión hipersónico de la historia, destinado al lanzamiento de naves especiales y satélites en las capas altas atmosféricas, pero el proyecto en el momento de escribir estas líneas está paralizado.

El avión está listo para levantar el vuelo, pero que se utilice para lanzar satélites es altamente dudoso.

En un pasado artículo hemos visto lo que significaba volar a la velocidad del sonido y su aplicación en el transporte de pasajeros. Un verdadero hito de la aeronáutica, pero una realidad poco sostenible con la tecnología de los años 60, época en que se diseñó el Concorde.

Con el paso de los años, el viejo proyecto de una aviación comercial supersónica fue abandonado en aras de la reducción de la contaminación atmosférica y acústica y la mejora de la seguridad.

El avión comercial más rápido de la historia, el Concorde, volaba a 2.410 Km/h, más del doble de la velocidad de los aviones convencionales, pero dejó de utilizarse en 2003 tras sufrir un gravísimo accidente.

La velocidad hipersónica

 

En el pasado artículo hemos hablado de las velocidad supersónica, aquella en que los aviones consiguen superar los 1.225 km/h. Aviones como el Concorde en el capítulo comercial, o el F-15 Eagle dentro del sector militar, han marcado un antes y un después en la historia de la aviación. Pero, ¿se puede conseguir ir más rápido?

La velocidad hipersónica es aquella que consigue superar en cinco veces la velocidad del sonido. A esa velocidad, una aeronave debe estar preparada para resistir condiciones realmente extremas de temperaturas y fricción y además estar dotada de motores capaces de generar la potencia suficiente para alcanzar esas velocidades y de poder operar en las capas altas de la atmósfera, donde la densidad del aire es menor.

Pensemos por un momento lo que supondría viajar a Mach 5 (cinco veces la velocidad del sonido). Se podría realizar el trayecto Londres-Sídney en tan solo cuatro horas, o bien de Los Ángeles – Tokio en tan solo dos.

En 2010, los Estados Unidos logro volar un avión no tripulado a velocidades hipersónicas durante tan solo cinco minutos. Puede parecer poco tiempo, pero fue verdaderamente un hito. La máquina que lo logró fue el X-51A, que propulsado por un cohete alcanzó Mach 4,5.

 

Futuro avión hipersónico

scramjet Hypersonix SPARTAN

Recientemente la startup con sede en Australia Hypersonix Launch Systems ha firmado un acuerdo de investigación con Boeing para explorar el desarrollo de un vehículo hipersónico sostenible impulsado por los motores scramjet Hypersonix SPARTAN, que utilizan hidrógeno como combustible.

El lanzamiento de bajo costo de pequeños satélites sería la primera aplicación de aeronaves scramjets.

La importancia que tiene este avión es muy elevada, toda vez que el proyecto de Stratolaunch ha quedado aparcado por el momento, ya que va a permitir explorar de forma más profunda el vuelo a altas velocidades para que en un futuro sea posible realizar trayectos comerciales como los que describíamos al inicio.

¿Serán éstas las bases de la futura aviación?

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