Nuevo récord del vuelo más largo del mundo sin escalas

Durante mucho tiempo Qatar Airways y Qantas han pugnado por ser la compañía aérea con el vuelo más largo del mundo sin escalas. Sin embargo, Singapore Airlines se ha unido últimamente al mercado de los vuelos de muy larga distancia.

La empresa asiática ofrecía desde hace bien poco tiempo el vuelo sin escalas más largo del mundo, conectando las ciudades de Singapur y Newark (Nueva Jersey) en un viaje de algo más de 17 horas, y anteriormente este récord lo tenía Qatar Airways, con su vuelo de 17,5 horas que unía Auckland (Nueva Zelanda) y Doha (Qatar).

Otra aerolínea que apuesta por este tipo de vuelos es la compañía australiana Qantas. Hasta ahora, su ruta más larga sin escalas era la ruta Perth (Australia)-Londres, que se recorre en 17 horas.

Esta “guerra” sigue en pie, y Singapore Airlines ha perdido el honor de ser la compañía con el vuelo más largo del mundo sin escalas. Hace pocos meses despegó desde Nueva York un Boeing 787-9 Dreamliner con destino a Sídney, operado por la aerolínea Qantas Airways. Esta ruta recorrió algo más de 16.000 kilómetros y 15 husos horarios en unas 20 horas.

De todos modos, este vuelo fue un test para realizar pruebas físicas y emocionales a bordo. Los tripulantes fueron unos 50 científicos e investigadores médicos, y el objetivo del vuelo era investigar los efectos del “jet lag”, para encontrar mecanismos que puedan contrarrestar los efectos de los desajustes horarios que provocan este tipo de viajes tan largos.

De hecho, según la agencia Bloomberg, que cita a BIS Healthcare, una empresa especializada en nuevas tecnologías de la salud, la demanda de terapias de jet lag crece un 6% cada año y esta industria alcanzará los 732 millones de dólares en 2023.

En este tipo de vuelos, son muchas las personas que questionan el papel de los pilotos.

Aunque los avances tecnológicos podrían hacernos creer que hasta los grandes aviones ya se manejan solos y que podríamos prescindir de los humanos para llevarlos a buen aeropuerto, son muchas las tareas encomendadas a los pilotos durante un viaje largo con el fin de asegurar el mejor vuelo a los pasajeros.

A parte de las operaciones más o menos convencionales inherentes a todo vuelo independientemente de su duración, en una ruta de larga distancia la planificación del vuelo resulta esencial.

Dado que se trata de rutas en las que se emplean aviones de gran capacidad y consumo, el volumen de carburante al inicio del vuelo resulta un importante factor de carga que implica escalonar el ascenso hasta el nivel de vuelo deseado teniendo en cuenta el consumo, y por tanto el “aligeramiento”  que experimentará el avión con el paso de las horas.

La meteorología y las conocidas como “corrientes en chorro” -flujos de aire en las capas altas atmosféricas con velocidades de hasta 250 km por hora- también influyen. De hecho, a diario se publica el mapa de la situación de dichas corrientes en chorro para poder establecer las rutas más favorables también en base a este fenómeno. Volar a favor de la corriente en chorro y en el seno de ella puede acortar un Nueva York- Barcelona en más de hora y media.

Los pilotos son también los que, en caso de emergencia, ya sea por problemas mecánicos o por indisposición de algún pasajero, pueden determinar el procedimiento a seguir y las medidas de seguridad a adoptar.

Entre las múltiples tareas que realizan a bordo los pilotos durante el vuelo, se encuentran asimismo el monitoreo de los sistemas, el seguimiento de la ruta o las comunicaciones por radio con los distintos centros de control de tránsito (ATC) de las diferentes Regiones de Información de Vuelo (FIR/UIR) que atraviesan.

La gran carga de trabajo que un vuelo intercontinental de larga o muy larga distancia conlleva implica que en estos vuelos se requieran dos o tres tripulaciones completas, a fin de garantizar en todo momento que el vuelo esté dentro de los parámetros legales de actividad laboral, a fin de evitar los riesgos que conllevaría la operación aérea con tripulaciones fatigadas.

 

 

 




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