Cuando volamos muy pocas veces nos paramos a pensar en la de factores físicos que nos permiten realizar el vuelo. Uno de estos ejemplos es el hecho de que podamos respirar tranquilamente a más de 12.000 metros. La respuesta está en la presurización de cabina.
A la altitud que vuela un avión la presión atmosférica natural es muy baja, lo que significa que no habría suficiente oxígeno para los ocupantes de la nave, o sea, lo normal a una altitud tan elevada sería quedarnos sin aire. Sin embargo, gracias a la presurización de cabina podemos realizar vuelos de larga duración sin ningún problema.
¿Qué significa presurizar la cabina?
Presurizar la cabina significa que en el espacio de la cabina la presión de aire es la equivalente a la de una altitud más baja. Básicamente, la concentración de oxígeno en el aire es la misma que cuando el pasajero está en tierra.
Estar a más altura no significa que hay menos oxígeno, sino que la concentración del oxígeno en el aire es menor.
¿Cómo se realiza la presurización de cabina?
Hay diversos tipos de presurización de cabina dependiendo de la aeronave. Generalmente, el método de presurización consiste en obtener aire a presión que proviene de los motores del avión.
A través de la etapa de compresión del motor, se toma el aire de fuera la nave y a través de compresores se comprime para alimentar la potencia de la turbina. Durante las diferentes etapas de compresión del aire limpio encontramos las “válvulas de sangrado” estas extraen parte del aire recogido y lo redireccionan a los sistemas reguladores de presión de la cabina.
Otro mecanismo que ayuda a la presurización del fuselaje del avión son las válvulas de salida del aire. Estas son las encargadas de regular la cantidad de aire que abandona la nave a través de su apertura y cierre. Si se necesita un aumento de presión se cierran y si se necesita una reducción se abren.
¿Qué comporta la presurización de cabina?
Una de las principales consecuencias del sistema de presurización es que el aire tiene una humedad muy baja. El aire exterior del avión, al encontrarse a una alta altitud, tiene menos agua que el aire al nivel del mar. Además, al ser especialmente frío se calienta en la misma turbina del avión, lo que lo deshidrata un poco más.
Una de las consecuencias del cambio de presión es también el taponamiento de los oídos. Cuando el avión despega la presión de fuera, el oído disminuye y cuando aterriza aumenta, lo que hace que nuestro tímpano responda taponándose y destaponándose respectivamente.
¿No sería más fácil volar más bajo?
Volar más bajo facilitaría el proceso de presurización, pero traería más problemas de navegación. Un vuelo más bajo debería tener en cuenta las montañas más altas y otros factores cómo el mal tiempo.
Los aviones modernos, además, están pensados para volar a alturas de más de 12.000 metros, por lo tanto, son menos eficientes en bajas alturas.
Los sistemas de presurización son vitales para la aviación y, sin ellos, sería imposible hacer las rutas aéreas que se hacen hoy en día. Conocer y dominar los procesos físicos que ocurren durante el vuelo es un factor fundamental para pilotar de manera profesional una aeronave. Este conocimiento te permitirá conocer posibles errores y sorpresas qué pueden pasar durante un vuelo.