Hoy en día estamos tan acostumbrados a la agilidad y a la rapidez cuando utilizamos el transporte aéreo que da la sensación de que siempre hubiera sido así. Sin embargo, la locomoción aérea es muy reciente en términos históricos. Tanto es así que sus orígenes se remontan a hace poco mas de 250 años.
Fue en 1782 cuando los hermanos Joseph y Jacques Montgolfier, hijos de un fabricante de papel, descubrieron mientras jugaban con unas bolsas que, si las colocaban invertidas sobre una hoguera éstas subían hasta el techo. Esto les llevó a experimentar hasta que consiguieron que una bolsa se alzara 250 metros. Había nacido el globo aerostático.
Con todo, el globo aerostático carecía de capacidad de gobierno. Se conocía el punto de partida pero no el de llegada, y era por lo tanto poco eficaz como medio de transporte. Faltaba aún mucho para ver los primeros dirigibles Zeppelin surcar majestuosamente los cielos atlánticos uniendo Europa y América. Una aventura que tuvo final catastrófico. Pero esa, como diría Rudyard Kipling, es otra historia.
Centrémonos pues en la aventura de elevar en la atmósfera un objeto más pesado que el aire. El primer avión propiamente dicho fue creado por Clément Ader, en 1890, que consiguió volar con su Éole tan sólo50 metros. Después repetiría la hazaña con Avión II (1892) y Avión III (1897).
Los logros de Ader nos llevan a los albores del siglo XX. Los hermanos Wright, unos fabricantes de bicicletas estadounidenses que han pasado a la historia por ser pioneros de la aviación, consiguieron fabricar un avión que fue capaz de planear un corto vuelo impulsado con ayuda de una catapulta externa. Ese vuelo sirvió para probar el sistema de viraje y control de un avión que sería el precursor del mítico “Flyer”, que se elevó en la mañana del 17 de diciembre de 1903 en las ventosas playas de Kitty Hawk (Carolina del Norte) impulsado por un motor de tan solo 12 CV.
Como datos curiosos, el Flyer de los hermanos Wright sería hoy día catalogado por su peso como ULM, y en su primer vuelo recorrió tan solo 36,6 metros. Menos de la mitad de la longitud de un Airbus A380 actual (73 metros).
A pesar de que se considera universalmente a los hermanos Wright los precursores oficiales del vuelo controlado a motor, lo cierto es que Brasil defiende que su compatriota Alberto Santos Dumond, que el 23 de octubre de 1906 –tres años más tarde que los norteamericanos- hizo un vuelo de 60 metros en el que por primera vez una aeronave despegó sin ningún tipo de ayuda y utilizando solamente su propia fuerza motriz, es el auténtico pionero del transporte aéreo tal y como lo conocemos. ¿Wright o Dumond? La polémica está servida.
Lo cierto es que tanto los hermanos Wright como Santos Dumont alentaron el interés en seguir avanzando en el desarrollo de nuevas y mejores aeronaves. El mundo desconocía aún que el siglo que apenas comenzaba iba a convertirlo en escenario de dos sangrientas guerras que iban a impulsar el desarrollo de las máquinas aéreas de un modo insospechado, como arma de guerra y no como medio de transporte.
En 1916, en plena I Guerra Mundial, la empresa alemana Junkers fabricó un prototipo de avión de metal. El Junkers J1, más conocido como “Donkey Tin” fue todo un hito en la Historia. A partir de entonces comenzaron a integrarse aleaciones metálicas más resistentes en los fuselajes, hasta entonces mayoritariamente de madera y tela. El avión se hacía más resistente, y a la vez mejor arma de combate.
Antes del inicio de la primera gran contienda en Europa, en 1911 en Estados Unidos ya operaban los primeros vuelos comerciales servían para trasportar el correo. En Europa en 1918, poco antes del final de la guerra, Pierre-Georges Latécoère creó una línea aérea para el transporte postal uniendo inicialmente Francia con Senegal pasando por España y Marruecos, y más tarde a través del Atlántico hasta Rio-Recife en Brasil. Un “as” de la aviación de la primera guerra mundial, Antoine de Saint-Exupéri –el autor del mundialmente conocido “El Principito”- voló para las líneas Latécoère.
Los vuelos con pasajeros en Europa comenzaron en 1919, y en el espacio de tiempo “entre guerras” se fundaron la mayoría de compañías aéreas europeas “de bandera” que han sobrevivido hasta nuestros días. Iberia (1927), o Air France (1939) vieron la luz en aquellos años. En ese mismo año de 1919, se realizó el primer vuelo trasatlántico con escalas entre Canadá e Irlanda. Ocho años después se conseguiría cruzar el Atlántico sin escalas por primera vez.
La década de 1930 supuso todo un adelanto en la aviación civil. Las aeronaves no solo tenían una mayor capacidad de carga y alcance, sino que se mejoraron las telecomunicaciones y los equipamientos para la navegación aérea.
A partir de ese momento, y con la llegada primero de los grandes cuatrimotores como el Lockheed “Supercostellation” y más tarde los primeros reactores con cabina presurizada y mejoras como la implementación del piloto automático (Autopilot) -desarrollado en 1912 por Sperry Corporation, pero sin apenas aplicación en aviación comercial hasta entonces- contribuyeron a consolidar el avión como el medio de transporte hegemónico a nivel mundial que conocemos hoy en día.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la aviación comercial evolucionó por vez primera de manera independiente a la aviación militar.
El primer avión de reacción de carácter comercial de la historia de la aviación, fue el De Havilland Comet. En 1952, el Comet era capaz de volar a 850 km/h y estaba dotado de cabina presurizada, un importante adelanto que permitía ascender a niveles de vuelo prohibitivos hasta entonces evitando gran parte de los fenómenos meteorológicos que podían hacer incómodo o peligroso el vuelo.
No obstante, sería la norteamericana Boeing la que daría el gran salto cualitativo hacia lo que entendemos ahora por vuelos comerciales con el Boeing 707.
El primer gran “jet” cuatrimotor para el transporte de viajeros y carga de la historia de la aviación moderna.
El actor John Travolta, experimentado piloto comercial además de actor, tuvo el raro privilegio de poseer y pilotar uno de esos precursores de los modernos viajes por vía aérea. El 707 de Travolta fue donado al “Historical Aircraft Restoration Society” de Australia en 2017.
No obstante, no fue hasta la segunda mitad del siglo pasado cuando con la aparición del Boeing B747 –el “jumbo-jet”- y la creación al otro lado del atlántico del Consorcio Airbus que la aviación comercial despegó por completo, dando el salto a aviones de gran capacidad como el mencionado B787, o años más tarde del A380, o se lanzó a la conquista de los vuelos civiles supersónicos de la mano del ya desaparecido Concorde.
Este repaso, forzosamente somero, a algunos de los hitos de la historia del transporte aéreo ha intentado describir el progreso tecnológico que ha experimentado la sociedad en beneficio del transporte por vía aérea de mercancías y pasajeros. Unos avances que tuvieron como protagonista principal el siglo XX pero que han contribuido a modelar de forma decisiva la realidad del siglo XXI.