Pruebas físicas y psicotécnicas de los pilotos

En este nuevo blog, hablaremos de las pruebas físicas y psicotécnicas que los pilotos deben superar para obtener su licencia. Haremos hincapié en cada prueba que se debe superar, todos los detalles del proceso y, cuáles son los casos que sí pueden ser aptos y los que serían no aptos.

¿Cómo son las pruebas físicas y psicotécnicas de los pilotos?

Con su estreno en 2006, Little Miss Sunshine sorprendió a la crítica con la historia de Dwayne, un pobre adolescente rebelde que ve rotos todos sus sueños de convertirse en piloto de avión tras descubrir que es daltónico, una anomalía en la percepción del color que no tiene tratamiento y que impide la obtención del certificado médico necesario para poder obtener la licencia. Y es que ser piloto, sin requerir unas condiciones físicas excepcionales, comporta no obstante la necesidad de cumplir unos requisitos físicos y psíquicos encaminados a determinar que el aspirante es una persona apta para pilotar un avión.

Es fundamental tener en cuenta que todo aspirante a ser piloto no debe presentar problemas o anomalías relevantes tanto a nivel físico como psíquico.

Para poder pilotar un avión:

Como con cualquier otro tipo de vehículo, es obligatorio tener una licencia, y para obtenerla se debe superar unas pruebas médicas para obtener un certificado que acredita que esa persona está capacitada para serlo. Dependiendo de si se trata de una licencia profesional (CPL, ATPL) o recreativa (PPL), el tipo de revisión médica será más o menos exhaustiva. Para una PPL es preciso un certificado de clase II, mientras que las licencias profesionales requieren un Clase I. Cabe destacar que estas pruebas se realizan única y exclusivamente en centros médico-aeronáuticos autorizados por la AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea) y que el certificado médico se debe renovar una vez al año (en el caso del Clase I) como mínimo. A partir del momento en que el piloto alcanza la edad de 60 años deberá hacer la renovación de su certificado médico cada seis meses.

Pero ¿cuáles son las pruebas físicas y psíquicas que debes pasar para ser piloto?

En primer lugar, cabe distinguir entre un no apto definitivo y uno temporal. Es causa de una denegación definitiva, por ejemplo, una lesión cardíaca, padecer ataques epilépticos, o el daltonismo. En cambio, un colesterol alto, una anemia o cualquier otra circunstancia reversible da como resultado una denegación temporal revisable.

Pruebas físicas y psíquicas

Todas las personas que quieran ser piloto, deben superar unas pruebas físicas y psicotécnicas, por eso, no deberían padecer ningún tipo de enfermedad o discapacidad que pudiese dificultar de algún modo el pilotaje de un avión. Por ello, no solo se tienen en cuenta enfermedades o lesiones, sino también de forma preventiva los efectos secundarios que derivarse de ellas, puesto que la seguridad de muchas personas está bajo su responsabilidad.

Por este mismo motivo se presta especial atención al perfil psicológico del aspirante. Una personalidad depresiva, tendente a entrar en pánico, inestable o paranoica determinará un no apto irreversible.

Así pues, se analizan los siguientes aspectos.

Prueba cardiovascular

Por lo que respecta a la prueba cardiovascular, mediante un electrocardiograma se realiza un análisis del ritmo cardíaco para así poder detectar cualquier anomalía. Esta prueba se repite cada cinco años en aquellos pilotos que tengan hasta 30 años; cada dos años en caso de tener más de 40 años; y cada año cuando el piloto sea mayor de cincuenta años.

Personas con un trasplante de corazón o de pulmón, con alteraciones vasculares o algún aneurisma no serían consideradas aptas para la obtención del certificado médico, ya sea de clase I (pilotos profesionales) como de Clase II (Piloto privado), ya que las alturas intervienen en el cambio de tensión.

Prueba respiratoria

Dado que la actividad de vuelo se realiza en las capas altas de la atmósfera, y aunque las cabinas de los aviones mantienen artificialmente una presión atmosférica superior a la del exterior y similar a la de cotas más bajas, resulta imprescindible que el piloto no presente anomalías en su sistema respiratorio. Los aspirantes a piloto con alguna alteración pulmonar o con alguna dificultad respiratoria también quedaran exentos de poder ejercer como pilotos.

Cabe destacar que, para algunas dolencias concretas, como el asma, por ejemplo, se requieren unas pruebas más específicas para analizar y determinar con exactitud el alcance de la insuficiencia en cada caso concreto.

Pruebas de psiquiatría y psicológicas

Las enfermedades de patología psíquica agudas o crónicas, también dan como resultado un “no apto” para la actividad de vuelo. En este apartado, también se realizan análisis para controlar todo tipo de trastorno que pueda estar relacionado con el alcohol o el consumo de sustancias estupefacientes.

Al valorarse en este apartado el perfil psicológico del aspirante a piloto, personas con historial de depresión, bipolaridad, trastornos de personalidad o con antecedentes de autolesión serán declarados no aptos. Tampoco se consideran aptos para la obtención de la licencia de piloto aquellas personas que sufran de epilepsia o algún trastorno neurológico.

Audición y vista

Como comentábamos al principio de este blog, las dificultades de vista o de audición también podrían calificarnos como personas no aptas para pilotar. Así pues, anomalías como el daltonismo o una miopía severa pueden dejarnos fiera de la carrera para ser piloto. No obstante, la normativa admite cierto grado en anomalías como miopía, astigmatismo o presbicia. En este caso, es muy probable que nuestro certificado médico indique que debemos volar provistos de gafas.

Por lo que se refiere al sentido del oído, también se analiza la agudeza auditiva, que se comprobará cada cinco años para todos aquellos pilotos que tengan menos de 40 años, y cada dos para aquellos que sean mayores de 40 años.

Aparato digestivo

Todas las personas con algún problema gastrointestinal o con alguna enfermedad relacionada, no podrá realizar el pilotaje de un avión. En este caso concreto, se realiza un certificado médico que acredita que la persona no sufre de alguna hernia incapacitante o, por ejemplo, que tiene alguna enfermedad crónica intestinal.

Infecciones

Para poder pilotar un avión también es indispensable no tener ninguna enfermedad infecciosa que pudiese poner en riesgo al resto de la tripulación o al pasaje.

Embarazos

En caso de embarazo, todas aquellas personas que estén embarazadas podrán pilotar sólo hasta las 26 semanas de gestación, es decir, a los seis-siete meses de embarazo, siempre bajo la atención de autoridades médicas que aprueben poder seguir ejerciendo como piloto durante el periodo de gestación.

El físico

Aunque para poder pilotar un avión comercial o de una aerolínea, no se requiere una complexión física concreta, para aquellos pilotos que ejercen en las Fuerzas Aéreas, además de todas estas pruebas deberán cumplir también unos requisitos físicos mínimos de estatura y de longitud de brazos y piernas determinados. Ello es debido que las dimensiones de la cabina de un caza de combate son bastante reducidas, y en caso de emergencia el cuerpo del piloto no debe ofrecer obstáculos al sistema de eyección de la aeronave en caso de emergencia. De lo contrario, existe el riesgo de sufrir graves lesiones en las extremidades o en la cabeza.

En todos los casos en que el motivo de la denegación sea susceptible de corrección o tratamiento, se podrá solicitar una segunda prueba una vez subsanado el problema.

 




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